miércoles, 16 de marzo de 2016

GIORDANO BRUNO Y EL HELIOCENTRISMO....POEMA A SUS VERDUGOS


Giordano Bruno (1548-1600) fue un filósofo y poeta renacentista italiano cuya dramática muerte dio un especial significado a su obra. Nació en Nola, cerca de Nápoles. Su nombre de pila era Filippo, pero adoptó el de Giordano al ingresar en la Orden de Predicadores, con los que estudió la filosofía aristotélica y la teología tomista.
Pero Giordano era un pensador independiente de espíritu atormentado. Abandonó la orden en 1576 para evitar un juicio en el que se le acusaba de desviaciones doctrinales. A partir de entonces inició una vida errante que le caracterizaría hasta el final de sus días.
Visitó Génova, Toulouse, París y Londres, donde residió dos años, desde 1583 hasta 1585, bajo la protección del embajador francés y frecuentando el círculo del poeta inglés sir Philip Sidney. Fue el periodo más productivo de su vida ya que durante estos años escribió "La cena de las cenizas" (1584) y "Del Universo infinito y los mundos" (1584), así como el diálogo "Sobre la causa, el principio y el uno" (1584).
En Londres se dedicó también a enseñar en la Universidad de Oxford la nueva cosmología Copernicana, atacando al tradicional sistema aristotélico. En 1585 retó a los seguidores del Aristotelismo a un debate público en el College de Cambrai, donde fue ridiculizado, atacado físicamente y expulsado del país.
En los cinco años siguientes vivió en diversos sitios del centro y este de Europa, como Marburgo, Mainz, Wittenberg, Praga, Helmstedt, Frankfurt y Zurich. Se dedicó a escribir muchos trabajos en latín sobre cosmología, física, magia y el arte de la memoria. También demostró, aunque con un método equivocado, que el Sol es más grande que la Tierra.
En 1591 recibió una invitación para ir a Venecia de parte de Zuane Mocenigo, quien lo requería para aprender sobre el arte de la memoria. Las relaciones entre profesor y alumno no fructificaron, en parte porque Mocenigo tenía una idea de Bruno como un mago y no como el pensador que era. Al tratar de abandonarlo, Monciego lo denunció a la inquisición por las, según él, ideas herejes que le había transmitido. Bruno fue apresado por la inquisición e interrogado en Venecia, sin embargo, al ser solicitado por Roma fue trasladado a esa ciudad.
                    

Estuvo prisionero en Roma durante siete años. En muchas ocasiones Bruno ofreció retractarse de sus acusaciones, sin embargo no le fueron aceptadas. Finalmente decidió no retractarse, aunque no se sabe por qué tomó esta decisión. El 20 de Enero de 1600 el Papa Clemente VIII ordenó que Bruno fuera llevado ante las autoridades seculares, el 8 de febrero fue leída la sentencia en que se le declaraba herético impenitente, pertinaz y obstinado. Fue expulsado de la iglesia y sus trabajos fueron quemados en la plaza publica.
Durante todo el tiempo fue acompañado por monjes de la iglesia. Antes de ser ejecutado, uno de ellos le ofreció un crucifijo para besarlo, el cual rechazó y dijo que moriría como un mártir. Ha sido convertido en mártir de la ciencia por la defensa de las ideas heliocentristas, aunque hay que decir que la causa principal de su juicio fue la teología neognóstica, que negaba el pecado original, la divinidad especial de Cristo y ponía en duda su presencia en la eucaristía.


Se observan en este filósofo, el más importante del período renancentista, numerosos elementos mágicos. Existe en el pensamiento de Bruno notable influencia de Nicolás de Cusa, pero también de Platón y los neoplatónicos e incluso de los presocrácticos. Y aunque estuvo interesado en la mnemotecnia y en la lógica, se trata principalmente de un filósofo de la naturaleza. Se sabe que había leído la obra de CopérnicoDe revolucionisbus orbium coelestium (1543), obra prácticamente desconocida para la época. En la opinión de Bruno, Copérnico no profundiza lo suficiente como para esclarecer todas las consecuencias de la teoría heliocéntrica, puesto que se queda con una lectura matemática insuficiente para descubrir la realidad. En este sentido, es razonable categorizar a Bruno de filósofo más no de científico, puesto que para él solo la filosofía natural da a conocer el universo y si bien descalifica a quienes se aferran a la autoridad de Aristóteles, las fantasías matemáticas, tampoco son suficientes. Lo que hay que hacer es escuchar la voz de la naturaleza...
Bruno llevará el heliocentrismo de Copérnico hasta sus más severas consecuencias: todo el sistema aristotélico era falso, entonces, la bóveda celeste estalla en miles de fragmentos... el universo es infinito y en él hay infinitos mundos. Se produce una ruptura respecto a la concepción griega en la cual lo perfecto es finito y limitado. Por otra parte "universo" y "mundo" dejan de ser sinónimos para incluirse uno en el otro. Se hace imposible determinar así cuál es el centro del universo, más difícil aún es afirmar su circunferencia. Ya no hay esferas transparentes: los astros vagan libremente por el espacio y también desaparecen las regiones celestes porque todos los astros se componen de los mismos elementos.
Las ideas de Bruno, parecerían, a simple vista, científicas en el sentido moderno, sin embargo esto no es exactamente así. En efecto, para sostener la tesis que postula, dirá que un Universo finito no se corresponde con la potencia infinita de Dios puesto que no tendría sentido que Dios hubiese limitado su propia potencia creadora. Más allá de eso, Bruno posee además, unavisión animista y mágica respecto al movimiento del mundo: en vez de recurrir a los motores aristotélicos (externos) dirá que tal movimiento es espontáneo. El universo es pues, como un gigantesco animal, en el sentido en que todo está animado.
Entonces, en una explicación en la que se observan elementos platónicos y neoplatónicos, dirá que existe un alma del mundo que todo lo anima y genera el movimiento, siendo éste, la causa de todo:
"Por pequeña e ínfima que se conciba una cosa, tiene ensí una perte de substancia espiritual, la cual, si se encuentra bien dispuesta la materia, la lleva a ser planta o animal, y forma los miembros de cualquier cupero que comunmente se considera animado. Pues el espíritu se encuentra en todas las cosas, y no hay corpúsculo , por mínimo que sea, que no contenga en sí una porción de él suficiente para animarlo" De la causa, principio y uno. Giordano Bruno
El alma universal está en todo, todo puede transformarse en un ser animado y de allí que todo se encuentre en permante transformación. Las cosas pueden cambiar así así, de rostro. En esta tesis hallaría Burno un fundamento para la magia puesto que cualquier cosa puede transformarse en cualquier otra cosa o bien, en todas las cosas hay fuerzas que pueden ser utilizadas:


"... ese espíritu se halla presente en todas las cosas, las cuales, si no son animales, están animadas, y si no lo están según el acto visible de animalidad y vida, lo están, no obstante, por ese principio o acto primordial de animalidad y vida" De la causa, principio y uno. Giordano Bruno
"El Universo es, pues, uno, ifninito, inmóvil. Una es la absoluta posibilidad, uno el acto, una la forma o el alma, una la materia o el cuerpo, una la cosa, uno el ser, uno el máximo y el óptimo; el cual no podría estar contenido en otra cosa, por eso es sin fin ni término; por tanto, infinito e ilimitado, y en consecuencia, inmóvil." De la causa, principio y uno. Giordano Bruno
El monismo de Bruno se inspira en Parménides . No corresponde hablar de dos infinitos (Dios y el Mundo) sino de uno solo, porque en el infinito todo coincide. Basándose en Nicolás de Cusa, afirmará que los contrarios coinciden en la unidad. De esta forma, no hay sino un único ser: el Uno, deel que las cosas no son sino "modos de ser". El monismo de Bruno se transforma así en panteísmo.
La actitud del hombre dentro de este Universo-Uno es, en la apreciación de Bruno, heróica. Porque luna suerte de "amor intelectual" del Uno y un deseo persistente lo lleva a una búsqueda sin término. En esta perspectiva mística se advierte pues, la influencia platónica y agustiniana.

Poema de Giordano Bruno a sus verdugos


Decid, ¿cúal es mi crimen? ¿lo sospecháis siquiera?
Y me acusáis, ¡sabiendo que nunca delinquí!
Quemadme, que mañana, donde encendáis la hoguera,
Levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me condena vuestra demencia suma,
¿Por qué?…Porque las luces busqué de la verdad,
No en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
Con dogmas y con mitos robados a otra edad,
Sino en el libro eterno del Universo mundo,
que encierra entre sus folios de inmensa duración;
los gérmenes benditos de un porvenir fecundo,
basado en la justicia, fundado en la razón.
Y bien, sabéis que el hombre, si busca en su conciencia,
la causa de las causas, el último por qué
ha de trocar muy pronto, la Biblia por la ciencia,
los templos por la escuela, la razón por la fé.
Yo sé que esto os asusta, como os asusta todo
todo lo grande , y quisierais poderme desmentir.
Más aún, vuestras conciencias, hundidas en el lodo
de un servilismo que hace de lástima gemir…
Aún allá, en el fondo, bien saben que la idea,
es intangible, eterna,divina, inmaterial…
Que no es ella el Dios y la religión vuestra
Sino la que forma con sus cambios, la historia universal.
Que es ella la que saca la vida del osario
la que convierte al hombre, de polvo, en creador,
la que escribió con sangre la escena del calvario,
después de haber escrito con luz, la de Tabor.
Mas sois siempre los mismos, los viejos fariseos,
Los que oran y se postran donde los puedan ver,
fingiendo fé, sois falsos llamando a Dios, ateos
¡chacales que un cadáver buscáis para roer!…
¿Cúal es vuestra doctrina? Tejido de patrañas,
vuestra ortodoxia, embuste;vuestro patriarca, un rey;
leyenda vuestra historia, fantástica y extraña.
Vuestra razón la fuerza; y el oro vuestra ley.
Tenéis todos los vicios que antaño los gentiles
Tenéis la bacanales, su pérfida maldad;
como ellos sois farsantes, hipócritas y viles
Queréis, como quisieron, matar a la verdad;
Mas…¡Vano vuestro empeño!…Si en esto vence alguno;
soy yo porque la historia dirá en lo porvenir;
“Respeto a los que mueren como muriera Bruno”
Y en cambio vuestros nombres…¿Quién los podrá decir?


¡Ah!…Prefiero mil veces mi muerte a vuestra suerte;
Morir como yo muero…no es una muerte ¡no!
Morir así es la vida; vuestro vivir, la muerte
Por eso habrá quien triunfe, y no es Roma ¡ Soy Yo!
Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño,
Decidle que a la muerte me entrego como un sueño,
porque es la muerte un sueño, que nos conduce a Dios…
Más no a ese Dios siniestro, con vicios y pasiones
que al hombre da la vida y al par su maldición,
Sino a ese Dios-Idea, que en mil evoluciones
da a la materia forma, y vida a la creación.
No al Dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento,
al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
Al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
Al Dios de las bondades, no al Dios de ira sin fin.
Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
Con hambre, no pudieron mi voluntad quebrar,
Que niegue Pedro al Maestro Jesús, que a mí ante el martirio,
de la verdad que sepa , no me haréis apostatar.
¡Mas basta!…¡Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra,
¡Cobardes! ¿Qué os detiene?…¿Teméis al porvenir?
¡Ah!…Tembláis…Es porque os falta la fé que a mí me sobra…
Miradme…Yo no tiemblo…¡Y soy quien va a morir!…
http://lasmargaritasss.blogspot.com.es/2013/06/poema-de-giordano-bruno-sus-verdugos.html
http://www.astromia.com/biografias/bruno.htm
http://filosofia.idoneos.com/334062/

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