lunes, 15 de agosto de 2016

PACTO DE FAMILIA....FRANCIA,ESPAÑA Y NÁPOLES EN EL SIGLO XVIII


Nombre que reciben tres Tratados firmados entre España y Francia en el siglo XVIII para la defensa mutua de los intereses de los representantes de la Casa de Borbón, reinante en ambos países. La alianza dinástica establecida es la que da nombre a los pactos. Posteriormente a esta alianza se agregaron el reino de Nápoles y Parma, también gobernados por Borbones.


Desde que los Borbones llegaron al poder en España se enfrentaron a dos problemas: el primero, respetar las autonomías que la dinastía anterior había consentido en sus reinos (la decisión de los Borbones fue tajante, no estaban dispuestos a mantener diferencias de Hacienda ni de leyes); el segundo conflicto fue respetar la evidencia de que, aun siendo familia (Felipe V, duque de Anjou, era nieto de Luis XIV), los Borbones se entendían muy mal con la rama francesa de la dinastía y peor con la otra gran potencia del momento, Inglaterra. Como España no podía permanecer en el ostracismo debido a sus inmensas posesiones territoriales y a su aún grande poder militar, los Borbones españoles se decantaron por la alianza familiar.
El primer Pacto fue firmado en 1733 a iniciativa de Isabel de Farnesio, y tenía como objetivo defenderse de cualquier agresión producida por Inglaterra o Austria.
El primer Pacto de Familia se engloba en la Guerra de Sucesión de Polonia. Al fallecer Augusto II, rey de Polonia y elector de Sajonia, el 1 de febrero de 1733, las diferentes potencias europeas iniciaron una serie de movimientos diplomáticos tendentes a situar a sus respectivos candidatos en el trono vacante, con el fin de inclinar la balanza del poder europeo hacia sus intereses particulares.
El interés de Francia en apoyar a Estanislao Leczinski, suegro de Luis XV, frente a las aspiraciones de Augusto de Sajonia, apoyado por Rusia, Austria y Dinamarca, derivó en un pacto francés con el rey de Cerdeña Carlos Manuel III y, con el fin de reforzar la alianza, con el rey de España, Felipe V.
El pacto entre Francia y España se firmó en El Escorial, el 7 de noviembre de 1733, y ha pasado a la historia como el Primer Pacto de Familia. En él se estipuló que España ocupase militarmente el sur de Italia, para dañar de ese modo las posiciones imperiales en Nápoles y Sicilia, mientras que Francia se encargó de intervenir en el Rin y el rey de Cerdeña en el Milanesado. Este reparto de las operaciones bélicas respondía perfectamente a la política italiana de Isabel de Farnesio, consistente en la recuperación a cualquier precio de las antiguas posesiones españolas en Italia, perdidas en el Tratado de Utrecht, para colocar en sus tronos a sus hijos, tenidos con Felipe V y que no tenían derecho al trono de España por no ser ninguno de ellos el primogénito.
Con el auxilio de la Armada, un ejército al mando de Montemar, transportado por la escuadra comandada por el conde de Clavijo, se apoderó sucesivamente de Nápoles y Sicilia, que quedaron bajo la autoridad del infante Carlos, al que se le concedió el título de Rey por cesión de los derechos de su padre Felipe V. A todo esto, fallecido Patiño, José del Campillo heredó su escuela y las líneas básicas de su gestión. A la muerte de Campillo en abril de 1743, se hizo cargo de las cuatro secretarías que éste desempeñaba —Guerra, Hacienda, Marina e Indias— el mayor talento organizador del siglo XVIII español, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada.
En 1738 se firmó la paz por el Tratado de Viena, hecho muy favorable para España, ya que se avecinaba un nuevo conflicto bélico, esta vez contra Inglaterra, alarmada por la recuperación del poder naval español gracias al crecimiento de la construcción de navíos y a la creación de reales compañías de comercio que lograron agilizar el intercambio mercantil con América y Filipinas, consecuencia todo ello de una serie de medidas acertadas concernientes a la política atlántica, que hizo de España una potencia capaz de competir con Inglaterra. Para los intereses franceses la paz no fue tan provechosa, ya que fueron derrotados en la guerra y tuvieron que admitir a Estanislao Leczinski en el trono de Polonia.
La situación insostenible creada por el contrabando de los guardacostas españoles se intentó atemperar por el acuerdo de El Pardo de 1739, pero el incumplimiento de lo estipulado por ambas partes hizo inevitable la guerra, que estalló el 23 de octubre de 1739. La escuadra británica del almirante Vernon tomó Portobello ese mismo año, pero la del almirante Brown fracasó ante La Habana. El ataque de Vernon y Wentworth a Cartagena de Indias también fracasó ante la defensa de Blas de Lezo y el virrey Eslava en 1741, así como las tentativas posteriores contra Cuba, Panamá, La Florida, La Guaira y Puerto Cabello entre 1742 y 1743. La guerra del corso fue muy intensa, lo que originó muchas pérdidas por ambas partes.


El segundo Pacto,también conocido como Tratado de Fontainebleau, fue firmado en 1743. En él se establecía de forma más sólida la alianza defensiva y ofensiva de las coronas francesa y española, con el fin de luchar contra los enemigos comunes, principalmente Inglaterra. El motivo que impulsó la firma de este tratado fue el inicio de la Guerra de Sucesión austríaca, tras la muerte, el 20 de octubre de 1743, del emperador Carlos IV.
El hecho clave que motivó el enfrentamiento fue la Pragmática Sanción dictaminada por Carlos IV en la que proclamaba heredera de Austria a su hija María Teresa, orden contraria a la ley vigente, pero, sobre todo, contraria a los intereses que las distintas potencias europeas tenían, pues deseaban aprovechar este momento de incertidumbre y debilidad en la corona austríaca para colocar en el trono de Viena un candidato que respondiera a sus intereses.
En este conflicto, España apoyó desde el primer momento al pretendiente elector de Sajonia, suegro del rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia, posteriormente rey de España con el nombre de Carlos III. Al mismo tiempo, las reivindicaciones desde Madrid sobre los ducados de Parma, Piacenza y Toscana para el infante Felipe, segundo hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, hicieron pensar en el conflicto como el momento idóneo para conseguir sus pretensiones. Mientras, Francia se aliaba con Baviera y Prusia para formar la Liga de Nymphenburg contra Austria.
La guerra comenzó muy favorablemente para la Liga Nymphenburg, hasta el punto de nombrar a su candidato Carlos Albertoen enero de 1742, pero la derrota de Chotusitz hizo que María Teresa negociara por separado con Prusia la Paz de Bresslau el 11 de junio de 1742, con lo que se aseguraba prácticamente la corona bajo su persona.
No obstante, la situación se complicó cuando, a principios de 1743, Inglaterra decidió intervenir en el conflicto a favor de Austria, a Inglaterra se sumaron Sajonia y Cerdeña. Esta internacionalización del conflicto provocó la alarma de Francia que, bajo las nuevas circunstancias, necesitaba urgentemente aliados dispuestos a entrar en el conflicto contra la amenaza inglesa. Por este motivo, desde París se instó a renovar el Primer Pacto de Familia, firmado con la corona española en 1733 a consecuencia de la Guerra de Sucesión polaca.
Ambas coronas se comprometieron en la firma del Tratado de Fontainebleau a continuar la guerra contra Viena y Turín, sin poder unilateralmente deponer las armas sin previo aviso y aceptación de la otra parte. Respondiendo a intereses claramente españoles, Francia se comprometió a colaborar en la conquista del Milanesado, Parma y Piacenza, que serían entregados al infante don Felipe, así como a respetar y defender las posesiones de la corona española de Nápoles y de Sicilia, y confirmó a Carlos como rey de dichos territorios. Unido a todo esto, España exigió, condición sine qua non para entrar en guerra, la ayuda necesaria para conseguir la devolución de las plazas de Gibraltar y Menorca.
Como consecuencia de esta alianza ofensiva-defensiva, España y Francia declararon la guerra a Cerdeña el 30 de septiembre de 1743; el 15 de marzo del año siguiente a Inglaterra, y el 26 de abril a Austria. Para liberar Tolón de la escuadra inglesa que bloqueaba este puerto, a principios de 1744 una flota española mandada por don José Navarro partió desde Barcelona, y se enfrentó, junto con la flota francesa de Court a la armada británica del almirante Mathews, el 22 de febrero de 1744 entre las islas Hyères y el cabo Sicié. Al mismo tiempo, los ejércitos hispano-franceses se enfrentaron a los austríacos en Italia, donde se llegó a un punto muerto al no ser capaz ninguno de los contendientes de establecer la supremacía. Sin embargo, la muerte del emperador Carlos VII de Alemania y príncipe de Baviera el 20 de enero de 1745 alteró el desarrollo de la guerra, ya que su hijo Maximiliano José acordó un arreglo con María Teresa de Austria por el que se detenía la guerra en Alemania y la limitaba a los frentes italianos.
La muerte de Fleury dio paso como ministro de Negocios Extranjeros a René-Louis de Voyer, marqués de Argenson, defensor de finalizar una guerra que interesaba cada vez menos a Francia. El embajador especial francés en Madrid, mariscal Noailles, intentaba, mientras tanto, convencer a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio de que el ducado de Parma o Mantua sería una mejor herencia para el infante Felipe que el Milanesado.
Los acuerdos alcanzados en el Tratado de Aranjuez, del primero de mayo de 1745, concernientes a Génova, permitieron a los ejércitos borbónicos avanzar frente a los austríacos y en diciembre controlar Milán y otras muchas ciudades lombardas. Sin embargo, negociaciones secretas entre Argenson y Viena permitieron la reacción militar de los austríacos en 1746, que consiguieron Asti, Milán y el ducado de Parma.
El 9 de julio de 1746 se produjo el fallecimiento repentino de Felipe V, por lo que la Guerra de Sucesión austriaca y sus derivaciones fueron cerradas por el nuevo monarca Fernando VI en 1748, en la llamada Paz de Aquisgrán, en la que consiguió los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla para el infante Felipe, con lo que sus aspiraciones se vieron colmadas.

                                                   SEPULCRO DE FELIPE V E ISABEL DE FARNESIO


  


El Tercer Pacto fue firmado en 1761 y es conocido como Tratado de Versalles. En él se reafirmaban los acuerdos anteriores y sobre todo se definía la alianza contra Inglaterra.
El desarrollo de la Guerra de los Siete Años, que enfrentaba a Francia e Inglaterra en el ámbito americano, favorecía a los británicos de tal manera que España no podía mantenerse en la neutralidad que había caracterizado el gobierno de Fernando VI, el nuevo monarca español, Carlos III, necesitaba reforzar la posición española en América, para lo que apoyó a los franceses ante un enemigo que ponía en peligro los territorios hispánicos, especialmente por la rapidez y facilidad de las conquistas inglesas en Quebec. Por esta razón, el 15 de agosto de 1761 Grimaldi, como representante español, firmó en la embajada española en París el Tercer Pacto de Familia, que suponía un acercamiento a Francia y el alejamiento de los británicos, que usurpaban territorios en Honduras y Yucatán, y no cesaban ni en sus ataques corsarios ni en el contrabando. Por este nuevo Tratado España y Francia se defenderían mutuamente de ataques externos, especialmente los de Inglaterra. Ambos monarcas borbones, se obligaron a considerar enemigos propios a los enemigos del otro, a defenderse en tierra y mar, y a velar por los intereses de los dos países como si de uno solo se tratara.
La primera consecuencia del Tercer Pacto de Familia fue la declaración inmediata de guerra por parte de Gran Bretaña a España, el 2 de enero de 1762. En respuesta, España hizo lo propio con Portugal, aliada de Gran Bretaña, cuando se solicitó que cerrara sus puertos a los barcos ingleses, entre mayo y junio de dicho año.
El marqués de Sarriá invadió las fronteras portuguesas y tomó Miranda el 9 de mayo. Continuó la ofensiva española en el norte, hacia Oporto, con las conquistas de Braganza y Moncorvo, seguidas de la que hizo el conde de Aranda en Almeida el 25 de agosto. No obstante, los lusitanos con apoyo británico hicieron retroceder a las tropas españolas hasta la frontera en el otoño siguiente. En ultramar, los británicos consiguieron tomar La Habana el 13 de agosto, bombardearon y capturaron Manila el 5 de octubre y penetraron en La Florida.
Frente a lord Egremont y lord Butte, deseosos de obtener ventajas de los éxitos militares contra franceses y españoles, los ministros británicos Pitt y Cumberland eran partidarios de finalizar la guerra de los Siete Años. A cambio de la Florida, que los británicos se negaban a devolver a España, Carlos III recibió de Francia la Luisiana, mediante el Tratado de Fontainebleau de 3 de noviembre de 1762. Este Tratado fue consecuencia de las tremendas exigencias británicas, que pretendía obligar a España a que cediera Florida, Pensacola y Sacramento. Ante la eventualidad de que esto se realizase, España exigió en Fontainebleau a Francia que le entregase la Luisiana a modo de compensación. Este territorio -que correspondería a los actuales estados de Illinois, Missouri, Arkansas, Mississippi y Louisiana- constituía una de las más ricas colonias francesas en América. Con este acuerdo franco-español se facilitaba la negociación que culminó en la Paz de París el 10 de febrero de 1763. La Habana y Manila eran devueltas a España por los ingleses. Éstos conseguían expulsar a los franceses de América del Norte, ya que Francia cedió a Inglaterra Nueva Escocia, Canadá, la isla de Cabo Bretón, así como las islas y costas del golfo y río San Lorenzo. A su vez, Gran Bretaña devolvía a Francia las islas de Guadalupe, Marigalante, Deseada, Martinica y Belle Île. Como compensación, Inglaterra obtuvo las islas de Granada y Granadinas, así como el río Senegal con sus factorías ribereñas de San Luis, Podor y Galam a cambio de las islas de Gorea. Con esto Francia perdió su primer imperio colonial, apenas conservaba algunas posesiones en la Antillas y unos pocos territorios costeros diseminados en América y África. España devolvía a Portugal la colonia de Sacramento, en el Río de la Plata, y permitía a Gran Bretaña recobrar Menorca, además de conseguir permiso para exportar palo de campeche desde Honduras. Los marinos españoles renunciaron a la pesca en las aguas de Terranova
Pese a que las pérdidas territoriales no fueron significativas, incluso se puede hablar de que España ganó algunos territorios, el resultado final fue desastroso para los Borbones; Francia, totalmente agotada, perdió su Imperio americano, y España, que había intervenido demasiado tarde como para que la báscula se inclinara hacia su lado, salió del conflicto con la Hacienda en ruina.
El Tratado de París de 1763 supuso la constatación de la decadencia colonial de Francia, de la hegemonía y superioridad británica en el mar, así como el mantenimiento de la situación ultramarina de España.

                                   Protocolo del Tercer Pacto de Familia.


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